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  • Foto del escritorSara Bárcena

Actualizado: 1 dic 2020

Lisboa es una ciudad con mucha vida. Sus calles, que viven por y para el turismo, se mezclan con el fado y los tranvías, que inspiran la verdadera esencia lusa.


*Curiosidad: Es la ciudad más longeva de Europa occidental, conocida también como “la ciudad de las siete colinas”. A los lisboetas se les suele llamar, de forma cariñosa, alfacinhas, que significa “lechuguitas”, ya que antiguamente la ciudad era conocida por producir lechugas.


 


LA RUTA: Lisboa en 3 días


DÍA 1


Llegamos justo después de comer. Estábamos tan cansadas que decidimos hacer la compra y pasar la tarde en casa descansando.


Esa noche nuestra primera parada fue el puerto de Lisboa, una zona repleta de bares y restaurantes cerca del Puente 25 de Abril.


Puente 25 de Abril. Es el más largo de Europa. Al  haber sido construido por la misma empresa, a menudo se le compara con el Golden Gate de San Francisco.

Restaurante Capricciosa. Este italiano, en el puerto, está justo debajo del puente y, desde su terraza, las vistas del Cristo Rey al otro lado del río son increíbles.

Cuando acabamos de cenar, estuvimos un rato por los bares y pubs y, para una noche, no estaban mal.

Cristo Rey (Cristo Rei). Aunque no nos dio tiempo a ir, porque está en Almada, al otro lado del Tajo, impresiona incluso de lejos. Tiene más de 28 metros de altura y se creó inspirado en el Cristo Redentor de Río de Janerio, Brasil.


 


DÍA 2


Plaza del Rocío (Praça do Rossio). Es igual la zona más animada de Lisboa. Restaurantes, bares, tiendas… ¡Hay de todo!

Elevador de Santa Justa. Una mezcla entre transporte y atracción turística. Arriba, desde la pasarela, se puede ver la Baixa, el Rossio, el Castillo, el río y el Carmo. Impresiona bastante.

*Curiosidad: Tiene 45 metros de altura y es el único elevador vertical en Lisboa; el resto son funiculares. Admite 20 personas para subir, pero sólo 15 para bajar.

Plaza del Comercio (Praça do Comércio) y Arco de la Rua Augusta (Arco da Rua Augusta). La famosa plaza amarilla es preciosa. El arco simboliza la fuera de la ciudad tras el terremoto de 1755.

*Curiosidad: Emplazó el Palacio Real durante años y, actualmente, locales y turistas se reúnen ahí cada Nochevieja.

Ascensor da Bica. Conecta la Baixa con el Barrio Alto.


El Chiado y Barrio Alto. Son los barrios de la juventud. Hostales, bares, terrazas, galerías de arte, música…

Mirador de Santa Catarina (Miradouro de Santa Catarina). Es el mirador con más ambiente de Lisboa. Está en el Barrio Alto y cada tarde se llena de jóvenes tocando música en directo, bebiendo cerveza y charlando.

Aquella noche salimos por el Barrio Alto. Sus extremadamente pequeños locales obligan a la gente a hacer vida en la calle. La noche se prolonga hasta las cuatro de la mañana, aproximadamente.


 


DÍA 3


No recuerdo qué tranvía nos llevó a Belém, pero lo habitual es coger el E15. El viaje cuesta 2’90€.


Monasterio de los Jerónimos (Monasteiro dos Jerónimos). Había tantísima cola que ni siquiera intentamos entrar. La fachada es espectacular y los jardines tienen mucho encanto.


Torre de Belém. Tiene cinco pisos y termina en una terraza. Se puede visitar pero las plantas se comunican por una pequeña escalera de caracol y con gente puede ser muy agobiante.

*Curiosidad: Declarada Patrimonio Cultural por la UNESCO. Está en la desembocadura del Tajo y sirvió para la defensa de la ciudad. También fue centro aduanero y faro.


Después de pasear un rato, acabamos acampando en un parque cercano a la torre para descansar y comer algo.

Pastéis de Belém (Pastas de Belém). Tortitas de crema con pasta de hojaldre, una de las especialidades de la cocina portuguesa. Se comen tanto en caliente como en frío.

*Curiosidad: La receta no ha sido revelada en casi doscientos años y, supuestamente, sólo tres personas en el mundo la conocen.


 


EL TRANSPORTE


Lisboa es grande, así que recurrimos al tranvía un par de veces. Lo malo es que, al ser algo tan icónico, siempre iba a rebosar.


 


EL ALOJAMIENTO: Beautiful Three Bedroom in Graça


He intentado buscar el enlace al apartamento en el que nos alojamos, pero me parece que ya no lo ofrecen para alquilar. Una de las supuestas habitaciones, directamente, era el salón. Un poco fallo, aunque la terraza no estaba mal.


 


EL ANFITRIÓN


No encontrábamos el apartamento y llamamos para ubicarnos. Al dar con él, a pesar de haber avisado de la hora de llegada, tardó una hora más en presentarse. Se desentendió por completo y ni siquiera vino a recoger las llaves el último día. Cerramos de golpe.


 


RECOMENDACIONES


No se puede ir a Lisboa y no visitar la Plaza del Comercio. Su forma de “U” saluda al mar, donde aún se conserva un muelle con columnas que ofrece preciosas vistas al Tajo.


Y qué decir de callejear por el Barrio Alto… La verdad es que merece un día entero sólo para descubrir algunos de sus rincones más curiosos.


 

Y con esto acaba la historia de mi viaje por Portugal. Nuestro último destino fue Albufeira y, siendo sincera, allí no es que hiciéramos turismo…


Espero que os haya gustado el post y que os sea útil si viajáis alguna vez a la capital lusa. Y recordad, ¡cuidado a la hora de elegir alojamiento! Luego, pasa lo que pasa.


¡Nos vemos pronto por aquí!


SoySara


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  • Foto del escritorSara Bárcena

Actualizado: 1 dic 2020

Oporto fue un flechazo, amor a primera vista, de verdad. El contraste entre los barrios elegantes y las calles estrechas del casco antiguo hace que sea una ciudad muy especial. Además, las casitas de colores y decoradas con azulejos animan esa estética “decadente” tan característica.


*Curiosidad: Es la segunda ciudad con más población de Portugal, detrás de Lisboa; se conoce como “la ciudad de los puentes” (tiene seis); y su casco antiguo es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


 


LA RUTA: Oporto en 3 días


DÍA 1


Avenida de los Aliados (Avenida dos Aliados) y Plaza de la Libertad (Praça da Liberdade). Dicen que es el corazón de Oporto. Allí se unen el casco antiguo y la zona más moderna.

Ayuntamiento de Oporto (Câmara Municipal do Porto). La fachada, construida con granito, tiene tantos detalles… ¡Y las escalinatas son preciosas!

Estación de Sao Bento (Estação Ferroviária de Porto-São Bento). Cuando entramos en esta estación alucinamos. Impresiona mucho admirar de cerca el trabajo que hay detrás de cada azulejo. Está en pleno centro y diría que su visita es casi obligada.

*Curiosidad: Sus paredes están decoradas con más de veinte mil azulejos que retratan la historia del país.

Catedral (Sé do Porto). Se encuentra en una explanada donde los turistas se sientan a dibujarla, a fotografiarla o simplemente a descansar.


 


DÍA 2


Iglesia y Torre de los Clérigos (Igreja e Torre Dos Clérigos). Se encuentra en uno de los puntos más altos de la ciudad: el Cerro de los Ahorcados. Las vistas desde allí son increíbles.

*Curiosidad: Antiguamente, la torre era la referencia de los marineros en sus travesías por el Duero.

Librería Lello e Irmão (Livraria Lello e Irmão). Es una de las librerías más bonitas de Europa.; la escalera roja con el puente es espectacular. Actualmente cobran una entrada de 3€ para su preservación, pero lo descuentan al hacer una compra.

Aquí sí que pasamos muchísimo rato. Había tantos libros… Estaban organizados por género e idioma. La mayoría eran en portugués (obviamente) y en inglés, aunque encontramos bastantes en español (yo compré Cartas a un joven novelista, de Vargas Llosa).


*Curiosidad 1: J.K.Rowling vivió durante un tiempo en Oporto y se inspiró en ella para crear la librería ficticia del callejón Diagon.


*Curiosidad 2: Justo al lado de la librería, hay una antigua juguetería que descubrimos de casualidad. Venden objetos realmente antiguos y hay mucho para curiosear un ratillo.

Jardines del Palacio de Cristal. El palacio que había fue derruido. Ahora está el Pabellón Rosa Mota, para ferias y exposiciones. Merece la pena sólo por la belleza de los jardines.

*Curiosidad: Los jardines se dividen en:

  1. Jardín de plantas aromáticas

  2. Jardín de plantas medicinales

  3. Jardín de los Sentimientos

  4. Jardín Romántico

  5. Jardín dedicado a Émile David (varias esculturas representan las cuatro estaciones)

  6. Rosaleda

Ribeira. Después de horas y horas caminando, ir a la Ribeira es, sin duda, la mejor forma de acabar el día y recargar un poco las pilas. Terrazas, músicos callejeros, vistas al Duero…


 


DÍA 3


Crucero de los seis puentes (15€). Estábamos en la Ribeira, pero no sabíamos bien qué hacer. Entonces, vimos un cartel anunciando el paseo en barco y, aunque nos pareció un poco caro, la verdad es que mereció mucho la pena. Es una travesía de 50 minutos hasta la desembocadura y vuelta y las vistas son preciosas durante todo el viaje.

Puente Don Luis I (Ponte Dom Luís I). Une Oporto con Vila Nova de Gaia. Tiene dos pisos: por el inferior circulan los vehículos, mientras que por el superior pasa el metro de Oporto.

*Curiosidad: Justo debajo del puente, en la orilla de Oporto, hay una explanada que entra al agua, perfecta para comer o descansar un rato a la sombra.

Y sí. Tuvimos que hacer la turistada. Compramos un pack de excursión (15€) que incluía un viaje en el Teleférico y 2 catas de vinos. Sinceramente, por ese precio, no lo recomiendo para nada.


Teleférico de Gaia. Une el centro de Vilanova de Gaia con las bodegas. El trayecto dura cerca de 5 minutos y en cada cabina entran 8 personas.


Bodegas. Es Oporto, al menos a una cata de vinos hay que ir.


 


EL TRANSPORTE


Tal y cómo os conté en el post sobre mi viaje a Portugal, cogimos un avión de Bilbao a Oporto con escala en Lisboa. El aeropuerto de Oporto está muy bien comunicado con el centro de la ciudad, se puede ir en metro perfectamente.


En cuanto a cómo moverse por la ciudad, se puede ir andando a cualquier sitio. No veo necesario comprar un bono de transporte. Como mucho, se puede coger el tranvía un día para matar el gusanillo.


El tren, por ejemplo, es muy cómodo para visitar ciudades cercanas. Nosotras lo cogimos para llegar a Lisboa.


 


EL ALOJAMIENTO: Oporto Downtown


En el aeropuerto cogimos el metro para ir a nuestro apartamento, que estaba en el centro histórico, cerca de la calle Santa Catarina, peatonal y muy comercial.


Tuvimos algún que otro “problemilla” con las puertas. Para entrar al edificio había que marcar una clave en el portero automático y no conseguíamos averiguar cómo. En cuanto a la puerta de casa… No se cerraba del todo y parecía que el pestillo no funcionaba. Al final, descubrimos que había que empujar fuerte para que se cerrase.


El apartamento se alquila por habitaciones. Hay tres dormitorios con cama de matrimonio, uno con dos camas y otro con una cama individual. Tuvimos suerte: las noches que queríamos hospedarnos no estaba ninguna ocupada y, como éramos nueve, pudimos alquilar todas y tener el apartamento sólo para nosotras. También tiene dos baños, cocina, salón-comedor y terraza, con sillas y mesas preparadas para desayunar ahí. No es demasiado grande, pero pasar tres noches está realmente bien.


En cuanto al precio, es bastante económico. Las 3 noches costaron, por persona, 53€, aproximadamente.


 


EL ANFITRIÓN: Mario


No coincidimos con él, pero estuvo pendiente de nuestras necesidades en todo momento. Hablaba bastante bien español. Nos llamó nada más llegar al aeropuerto para darnos indicaciones y no perdernos, pero cómo no podía ser de otra manera, nos perdimos igualmente.


Cuando llegamos al apartamento, nos había dejado un mapa hecho por él con varios sitios que creía que podrían gustarnos. Fue un detallazo por su parte, la verdad.


 


RECOMENDACIONES


En general, fue una experiencia muy guay. Volvería mil veces a Oporto. Creo que es una ciudad que se puede disfrutar mucho, tanto si vas con amigos, como si vas con familia o en pareja. Tiene mucho encanto y es acogedora. Totalmente recomendable.


Personalmente, lo que más me gustó fue la zona de la Ribeira. Tiene un ambiente increíble, siempre hay gente tocando en directo y en verano, sobre todo, las terrazas se llenan. Además, las vistas son preciosas.


 

Espero que os haya gustado el post. Habría contado más anécdotas pero no quería que la lectura se hiciera demasiado larga… Tal vez más adelante. De momento, haré uno parecido sobre el que fue nuestro segundo destino en Portugal: LISBOA


¡Nos vemos pronto por aquí!


SoySara


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  • Foto del escritorSara Bárcena

Actualizado: 1 dic 2020

Periodismo: Una carrera que muchos tachan de “inútil” y “facilona”; una profesión con, podríamos decir (permitidme el chiste), “mala prensa”.


No digo que sea el oficio perfecto (ni mucho menos), pero, siendo sinceros, ninguno lo es. Cada uno tiene sus cosas. Y yo, pues…Yo quiero saber qué ocurre en el mundo, conocer y vivir la acción de primera mano y, sobre todo, contarlo.


La información, la actualidad, lo novedoso. Estar todo el día encerrada en un despacho… Pues no es lo mío, la verdad. Necesito moverme, salir a la calle, investigar… Y Periodismo me ofrece todo eso. Es una profesión que, sí o sí, te obliga a no parar quieto.


Y sí, es vocacional. Y no, eso no se elige. Simplemente lo sientes. Sientes que es lo que debes hacer, que es lo que te apasiona y que, sin duda, es a lo que te quieres dedicar. El periodismo es, para mí, una forma de mirar la vida, de ser y estar en la vida.


Estudiar esta carrera ni es inútil, ni es fácil. Tiene sus obstáculos, como todas. Hay que reconocer que el plan de estudios de la Universidad del País Vasco no es el más prestigioso del mundo, pero la Facultad ofrece muchos recursos que podríamos aprovechar para salir mejor entrenados: platós, estudios de radio, laboratorios de fotografía… Y, sin embargo, apenas los usamos si no es para realizar una clase práctica (al menos yo). Da qué pensar.


En cuanto a las asignaturas, no nos centramos únicamente en materias relacionadas con el mundo del periodismo y la comunicación, también estudiamos estadística, historia, derecho, economía, relaciones internacionales… Muchos no entienden por qué, pero como un profesor le dijo a mi madre en la carrera, “un periodista ha de ser aprendiz de todo y maestro de nada”. Todo tiene que interesarnos si queremos ser periodistas. Tenemos que prepararnos para ser capaces de transmitir cualquier tipo de información, documentarnos sobre cualquier tema, para así saber de qué hablamos.


Soy plenamente consciente de que cuatro años de formación no son suficientes para hacerse un hueco en el mundillo. Estudiar Periodismo sólo es el primer paso para dominar los medios de comunicación. De hecho, la universidad no es más que una herramienta que me obliga y ayuda a instruirme, a investigar, a trabajar, a evaluarme… Hay que currar mucho, más de lo que somos conscientes.


Desde el primer día, hay que buscarse la vida (o eso deberíamos hacer). Pero, cómo no, he aquí el error número uno: hasta el tercer curso, nadie te empuja a crear un espacio en la web donde compartir tus trabajos, artículos, reportajes, etc., y así ir creando el portfolio que, más adelante, te identificará como periodista. Son más bien pocos los que lo hacen por su cuenta, muchos los que necesitan un empujón y otros tantos los que, simplemente, pasan.


En mi caso, necesitaba ese empujón. El objetivo principal de este blog era aprobar una asignatura, pero es probable que después lo siga actualizando. Creo que es una buena opción para comprobar qué contenido interesa más o qué aspectos narrativos puedo mejorar. Para mí, ahora mismo, es la mejor forma de retarme y superarme a mí misma, de ir viendo, poco a poco, hasta dónde puedo llegar. Contando.


Y sí, en la web. Nada de papel y “boli”. Hoy, el periodismo está en la red. Hoy, TODO está en la red. Vivimos en la era digital, os recuerdo. Entender y manejar a la perfección las nuevas tecnologías es un requisito imprescindible para cualquiera que quiera ser periodista hoy en día. Es más, nadie espera que quieras dedicarte a la actualidad y que no controles Instagram, Twitter y Facebook o cualquier programa de ordenador, como Avid o In Design. El periodismo está viviendo una auténtica revolución digital.

Y nosotros, que vamos a todas partes con un teléfono móvil en la mano, que tenemos acceso a Internet en cualquier momento, que manejamos las redes sociales como ninguna otra generación… Tenemos la mejor herramienta en una pantallita, en nuestros dedos. ¡Y no lo aprovechamos nada! Pero nada de nada, en el sentido periodístico.


A mí, personalmente, todo esto me mueve a querer saber más, a querer aprender y progresar. El objetivo sigue siendo el mismo: saber qué está pasando y poder contarlo. Es verdad que la vida da muchas vueltas, y nunca se sabe, pero me cuesta verme dedicándome a otra cosa que no tenga que ver con la comunicación. Bueno, ¡qué digo! No es que me cueste, es que directamente no me veo. Y no estoy hablando de salir en la televisión ni de ser una periodista súper famosa. No, no. Hablo de escribir, de narrar, de contar historias de una forma u otra.


Y ahí está la duda: ¿Contar historias cómo? ¿Prensa escrita, radio o televisión? La verdad es que no lo sé. Empecé la carrera pensando, principalmente, en escribir. Pero claro, llegaron las prácticas de radio y, a mí, transmitir utilizando únicamente la voz me parece un reto digno de admirar. En cuanto a la televisión… He de decir que el primer día en plató lo pasé un poco mal. Las cámaras, los focos, el resto de compañeros mirando… No fue fácil. Sin embargo, la segunda vez fue totalmente distinto. Me sentí cómoda, bien.

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Mi madre siempre alucina cuando hablamos de que estoy estudiando lo mismo que estudió ella: “Cómo puede ser que te haya dado por ahí, hija, si nosotros nunca te hemos dicho nada”. Con nosotros se refiere a mi padre, él también trabaja en comunicación. Y bueno, pues lo habré mamado sin darme cuenta. Yo qué sé.


Al fin y al cabo, es verdad que donde cualquiera, un día especial, iba a ver a sus padres a la consulta, al despacho o a la farmacia, yo cruzaba la redacción, visitaba una pecera llena de monitores y me llevaban a ver el plató. No sé. Es raro. Pero es.


Llevo tanto, tanto tiempo queriendo ser periodista que ya ni recuerdo cuándo me entró el gusanillo. Sé que, al principio, quería dedicarme al mundo de la moda; después, me dio por el fotoperiodismo social. Supongo que con los años uno va definiendo sus intereses hasta tener claro qué es lo que realmente quiere hacer.


De momento, bastante he hablado ya. Espero que os haya gustado el post y que no se os haya hecho largo. Sé que cuando hablo de cosas que me gustan me cuesta no irme por las ramas…

¡Nos vemos pronto por aquí!


SoySara


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