Lisboa es una ciudad con mucha vida. Sus calles, que viven por y para el turismo, se mezclan con el fado y los tranvías, que inspiran la verdadera esencia lusa.
*Curiosidad: Es la ciudad más longeva de Europa occidental, conocida también como “la ciudad de las siete colinas”. A los lisboetas se les suele llamar, de forma cariñosa, alfacinhas, que significa “lechuguitas”, ya que antiguamente la ciudad era conocida por producir lechugas.
LA RUTA: Lisboa en 3 días
DÍA 1
Llegamos justo después de comer. Estábamos tan cansadas que decidimos hacer la compra y pasar la tarde en casa descansando.
Esa noche nuestra primera parada fue el puerto de Lisboa, una zona repleta de bares y restaurantes cerca del Puente 25 de Abril.
Puente 25 de Abril. Es el más largo de Europa. Al haber sido construido por la misma empresa, a menudo se le compara con el Golden Gate de San Francisco.
Restaurante Capricciosa. Este italiano, en el puerto, está justo debajo del puente y, desde su terraza, las vistas del Cristo Rey al otro lado del río son increíbles.
Cuando acabamos de cenar, estuvimos un rato por los bares y pubs y, para una noche, no estaban mal.
Cristo Rey (Cristo Rei). Aunque no nos dio tiempo a ir, porque está en Almada, al otro lado del Tajo, impresiona incluso de lejos. Tiene más de 28 metros de altura y se creó inspirado en el Cristo Redentor de Río de Janerio, Brasil.
DÍA 2
Plaza del Rocío (Praça do Rossio). Es igual la zona más animada de Lisboa. Restaurantes, bares, tiendas… ¡Hay de todo!
Elevador de Santa Justa. Una mezcla entre transporte y atracción turística. Arriba, desde la pasarela, se puede ver la Baixa, el Rossio, el Castillo, el río y el Carmo. Impresiona bastante.
*Curiosidad: Tiene 45 metros de altura y es el único elevador vertical en Lisboa; el resto son funiculares. Admite 20 personas para subir, pero sólo 15 para bajar.
Plaza del Comercio (Praça do Comércio) y Arco de la Rua Augusta (Arco da Rua Augusta). La famosa plaza amarilla es preciosa. El arco simboliza la fuera de la ciudad tras el terremoto de 1755.
*Curiosidad: Emplazó el Palacio Real durante años y, actualmente, locales y turistas se reúnen ahí cada Nochevieja.
Ascensor da Bica. Conecta la Baixa con el Barrio Alto.
El Chiado y Barrio Alto. Son los barrios de la juventud. Hostales, bares, terrazas, galerías de arte, música…
Mirador de Santa Catarina (Miradouro de Santa Catarina). Es el mirador con más ambiente de Lisboa. Está en el Barrio Alto y cada tarde se llena de jóvenes tocando música en directo, bebiendo cerveza y charlando.
Aquella noche salimos por el Barrio Alto. Sus extremadamente pequeños locales obligan a la gente a hacer vida en la calle. La noche se prolonga hasta las cuatro de la mañana, aproximadamente.
DÍA 3
No recuerdo qué tranvía nos llevó a Belém, pero lo habitual es coger el E15. El viaje cuesta 2’90€.
Monasterio de los Jerónimos (Monasteiro dos Jerónimos). Había tantísima cola que ni siquiera intentamos entrar. La fachada es espectacular y los jardines tienen mucho encanto.
Torre de Belém. Tiene cinco pisos y termina en una terraza. Se puede visitar pero las plantas se comunican por una pequeña escalera de caracol y con gente puede ser muy agobiante.
*Curiosidad: Declarada Patrimonio Cultural por la UNESCO. Está en la desembocadura del Tajo y sirvió para la defensa de la ciudad. También fue centro aduanero y faro.
Después de pasear un rato, acabamos acampando en un parque cercano a la torre para descansar y comer algo.
Pastéis de Belém (Pastas de Belém). Tortitas de crema con pasta de hojaldre, una de las especialidades de la cocina portuguesa. Se comen tanto en caliente como en frío.
*Curiosidad: La receta no ha sido revelada en casi doscientos años y, supuestamente, sólo tres personas en el mundo la conocen.
EL TRANSPORTE
Lisboa es grande, así que recurrimos al tranvía un par de veces. Lo malo es que, al ser algo tan icónico, siempre iba a rebosar.
EL ALOJAMIENTO: Beautiful Three Bedroom in Graça
He intentado buscar el enlace al apartamento en el que nos alojamos, pero me parece que ya no lo ofrecen para alquilar. Una de las supuestas habitaciones, directamente, era el salón. Un poco fallo, aunque la terraza no estaba mal.
EL ANFITRIÓN
No encontrábamos el apartamento y llamamos para ubicarnos. Al dar con él, a pesar de haber avisado de la hora de llegada, tardó una hora más en presentarse. Se desentendió por completo y ni siquiera vino a recoger las llaves el último día. Cerramos de golpe.
RECOMENDACIONES
No se puede ir a Lisboa y no visitar la Plaza del Comercio. Su forma de “U” saluda al mar, donde aún se conserva un muelle con columnas que ofrece preciosas vistas al Tajo.
Y qué decir de callejear por el Barrio Alto… La verdad es que merece un día entero sólo para descubrir algunos de sus rincones más curiosos.
Y con esto acaba la historia de mi viaje por Portugal. Nuestro último destino fue Albufeira y, siendo sincera, allí no es que hiciéramos turismo…
Espero que os haya gustado el post y que os sea útil si viajáis alguna vez a la capital lusa. Y recordad, ¡cuidado a la hora de elegir alojamiento! Luego, pasa lo que pasa.
¡Nos vemos pronto por aquí!
SoySara