Venga, por una vez, vamos a ser sinceros. Lo haces tú… Lo hago yo… ¡Lo hacemos todos! Todos nos volvemos un poco “locos” cuando se trata de hacer algo que nos gusta. No importa si es un viaje, una comida en nuestro restaurante favorito o ir a un concierto. Las mariposillas empiezan a revolotear por el estómago y ya no hay forma de sacar esa idea de la cabeza. Eso sí, hay que reconocer que en el caso de los conciertos… A algunos, a veces… Pues bueno, digamos que se les va un poco la pinza.
Esta admiración irracional, ha llevado a miles de fans a pasar horas y horas haciendo cola para poder ver en directo a sus artistas favoritos. Bueno, qué digo horas… Algunos hasta días. ¡Incluso semanas!
La verdad es que es una auténtica locura. Me parece tan… increíble. Porque lo es. Realmente lo es. Cuesta creer que tantísima gente haga colas eternas (y a veces hasta peligrosas) de forma voluntaria y por placer. Eso incluye pasar noches a la intemperie con frío y lluvia, días pillando una insolación, malcomiendo… ¡Es que esto es el espíritu fan! De todas maneras, creo que hay comportamientos (incluido este) que sólo los que viven y sienten la música de tal manera pueden entender.
Pero no penséis que pasar días haciendo cola es la mayor de las fanati-locuras. No, no. Durante la última década ya ha quedado más que claro que el fenómeno fan no tiene límites. De hecho, una adolescente incluso ofreció su virginidad a cambio de una entrada para un concierto de Justin Bieber. Si eso no es no tener límites, entonces no sé qué es.
Por otra parte, y dejando las locuras a un lado, cabe destacar el gran manejo que los fans tienen de las redes sociales. Hoy por hoy, ya han conseguido convertirlas en su herramienta favorita para acercarse a sus ídolos e interactuar con otros fans y, a veces, ¡hasta con los propios artistas!
Además, muchas de las grandes emisoras de música sortean a menudo entradas para conciertos y, obviamente, están presentes en las redes. Los fans, no ajenos a ello, participan de forma masiva en estos concursos. Algunos incluso piden a sus amigos y familiares que participen en su nombre.
Más allá de la diversión, también hay quien opta por ir a un concierto A TRABAJAR. Sí, así es. Son muchas las personas que no se pueden permitir pagar una entrada y más aún las que creen que trabajar en la organización de un concierto es una gran idea. Muchos fans han conseguido así ver actuar a sus cantantes favoritos en directo: montando escenarios, vendiendo comida, organizando las entradas y salidas del recinto, sentando a los asistentes… Y lo cierto es que, pensándolo bien, de esta manera no sólo consigues ver a tu ídolo en vivo, sino que además te pagan por ello. ¿¡No es genial!?
Otra “curiosa” forma de conseguir entradas para un concierto es… ¡Pasando un casting! Así es, amigos. ¡Un casting! Ahora mismo, por ejemplo, con motivo de los MTV EMA 2018, en el BEC de Bilbao se está celebrando el MTV EMA Challenge: los fans tendrán 1 minuto para demostrar al jurado (formado por especialistas e influencers) que son merecedores de disfrutar, en primera fila, del evento. Para ello, tendrán que animar, saltar y bailar al ritmo de su canción favorita, crear una coreografía, vestirse como su ídolo… ¡Cualquier cosa! Solo 2.500 lo conseguirán. El único requisito es ser mayor de 16 años el día que se celebre el evento (domingo 4 de noviembre).
Muchos han recibido esta oportunidad como una experiencia divertida e inocente. Otros, sin embargo, la han criticado por “ridiculizar” a las personas. Personalmente… pues no lo sé, la verdad. ¿Dónde está el límite? Porque no lo tengo claro. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, por supuesto, es totalmente respetable, pero está claro que no todos llegaríamos a hacer cualquier cosa por ir a un concierto… Yo no, desde luego.
Para mí, la admiración tiene un límite. Y tú, ¿hasta dónde llegarías por ir a un concierto?
Concursos de emisoras musicales:
Trabajar en conciertos y festivales:
MTV EMA 2018 (BEC, Bilbao):
Espero que os haya gustado 😉
¡Nos vemos pronto por aquí!
SoySara.
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